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Detectan importantes secuelas cognitivas en pacientes de Covid-19
enero 23, 2021

De nuevo estamos en una situación de descontrol de la pandemia por el virus SARS-Cov-2, con una nueva ola (o más bien tsunami) por tercera vez desde que comenzara esta terrible situación. Ya se ha hablado sobre los efectos del virus y la enfermedad que provoca, la COVID-19 (COronaVIrus Disease-19) a nivel general en múltiples medios. También hemos visto que una de las mejores estrategias para contener y controlar la infección es el confinamiento en mayor o menor grado y sus efectos en pacientes con enfermedades neurodegenerativas (remito a mi anterior entrada en el blog, quizá sería necesaria volver a tenerla presente dada la alta probabilidad de un nuevo periodo de confinamiento). En esta entrada quisiera comentar el efecto de la infección del coronavirus SARS-Cov-2 en el sistema nervioso.

Sabemos que el coronavirus SARS-Cov-2 y la enfermedad que produce da lugar a enfermedades neurológicas tanto en la fase aguda como a largo plazo. Esto se debe tanto por la invasión directa de las neuronas por el virus, el efecto de la inflamación que se produce en todo el cuerpo sobre el cerebro, la disfunción de otros sistemas (como el aparato respiratorio, digestivo, riñones…) que indirectamente afectan a la función cerebral y las alteraciones sobre los vasos sanguíneos y la circulación cerebral. Esto lleva a una serie de complicaciones neurológicas, que se presentan sobre todo en la fase aguda, como ictus, epilepsia, encefalopatía, neuropatías, cefaleas, confusión, ataxia, alucinaciones, delirios, anosmia, ageusia, entre otras.

Estas enfermedades neurológicas provocadas como complicación del COVID-19 aparecen entre una cuarta parte y un tercio de pacientes, sobre todo en aquellos pacientes con neumonías moderadas o graves, aunque también en los pacientes más leves. Considerando los pacientes infectados sólo en Málaga o Andalucía os hacéis una idea de la magnitud del problema.

Teniendo en cuenta sobre todo los dos primeros mecanismos mencionados, uno de los efectos neurológicos que estamos observando en los pacientes convalecientes de COVID-19, incluso meses después dela fase aguda, es el déficit cognitivo, principalmente de memoria. Por la propia fisiopatología del virus, sabemos que podría desembocar un proceso neurodegenerativo, sobre todo en personas con ciertos problemas neurológicos de tipo degenerativo o en personas que ya tengan algunos cambios cerebrales degenerativos pero que no lo sepan porque aún son asintomáticos. Es decir, la infección del virus SARS-Cov-2 y la COVID-19 pueden dar lugar a una situación de deterioro cognitivo que llega a ser clínicamente relevante y limitante, también en personas jóvenes, alrededor de los 20 a 50 años y no sólo ancianos.

Estos síntomas cognitivos (los fallos de memoria, problemas de concentración, lentitud de pensamiento) y conductuales o afectivos (ansiedad, depresión, cambios de humor) es que lo se ha denominado la “bruma cerebral”, un término bastante adecuado y aproximado a la sensación que describen los pacientes que han padecido COVID-19. Estos síntomas con auténticos déficits de memoria objetivable limitan de forma muy importante la calidad de vida de los pacientes tras el COVID-19 y se asocian a una miríada de síntomas inespecíficos como la pérdida de gusto y olfato, dolores de cabeza, mareos e inestabilidad, fatiga mental y física, intolerancia al ejercicio, taquicardias, etc.

En la consulta de Neuro-Covid (enmarcada en el proyecto “Neuro-Covid “que estamos llevando a cabo en el Hospital Regional Universitario de Málaga al mando del Dr. Pedro Serrano) observamos una cantidad importante de pacientes jóvenes, previamente sanos, sin patologías previas y activos desde el punto de vista académico y laboral, que están presentando serios problemas cognitivos y afectivos que están limitando su vida personal, social y laboralmente de una forma muy seria, incluso meses después de haber pasado la enfermedad aguda. De esta forma intentamos investigar y sobre todo ayudar y tratar a los pacientes con estos problemas.

Con esto quiero decir que la mortalidad y las secuelas del COVID-19 no son un problema exclusivo de las personas mayores (como se había insistido en la primera ola), sino puede llegar a afectar de una manera grave e importante a pacientes jóvenes y sanos, provocando un grave menoscabo a su calidad de vida de forma persistente tras la enfermedad.

Es preciso que todos nosotros nos tomemos esto en serio, absolutamente todos. Esto no es ninguna broma y es vital que este mensaje cale a en todos nosotros. Por nosotros y por lo demás, por nosotros y nuestros seres queridos. Si todos lo hacemos bien, poco a poco, saldremos adelante.

Para más información:

  • Pezzini A, Padovani A. Lifting the mask on neurological manifestations of COVID-19. Nat Rev Neurol. 2020. doi:10.1038/s41582-020-0398-3

  • Serrano-Castro PJ, Estivill-Torrús G, Cabezudo-García P, Reyes-Bueno JA, et al. Impact of SARS-CoV-2 infection on neurodegenerative and neuropsychiatric diseases: a delayed pandemic? Neurologia. 2020;35(4):245-251. doi:10.1016/j.nrl.2020.04.002

  • Almeria M, Cejudo JC, Sotoca J, Deus J, Krupinski J. Cognitive profile following COVID-19 infection: Clinical predictors leading to neuropsychological impairment. Brain, Behav Immun – Heal. 2020;9:100163

José Antonio Reyes

Dr. José Antonio Reyes Bueno