«Imaginaos que un día vuestra abuela se deja las llaves en la nevera. No pasa nada. Probablemente, sea un despiste tonto. Pero imaginaos que unos meses después confunde un billete de 5 con uno de 10. Tampoco pasa nada. Será otro despiste. ¿Y si apenas un año después os dice que no sabe volver del baño al dormitorio?» Con esta reflexión, fruto de su propia experiencia con su madre, ilustró Antonio Ortín, co autor de Camino de la Memoria, cómo el alzhéimer irrumpe y evoluciona silencioso en cualquier hogar. Fue la forma con la que el periodista quiso acercar la enfermedad a los alumnos del Instituto de Educación Secundaria Bezmiliana, de Rincón de la Victoria. Este centro educativo acogió durante una semana la exposición ‘Alzhéimer, El Camino de la Memoria’, una de las acciones de este proyecto solidario, con la que se pretende proporcionar la visión científica y emocional del alzhéimer a través de los textos y fotografías del libro ‘Camino de la Memoria’, de Ortín y Alejandro Hurtado B., y los paneles científicos elaborados por el equipo del departamento de Biología Celular de la Universidad de Málaga (UMA) que dirige Antonia Gutiérrez, así como por los profesores Enrique Viguera y Ana Grande.
La exposición, en la que colaboran Fundación Unicaja y Fecyt, entre otros, rotará en los próximos meses por centros escolares así como por diversas instituciones privadas, con la finalidad de divulgar el alzhéimer y su alcance. Durante la charla en el IES Bezmiliana, los autores pusieron de manifiesto que el alzhéimer no es sólo un problema de memoria. «La desmemoria -agregó Ortín- es sólo la autopista por la que circula la enfermedad a toda velocidad, dejando a su paso un deterioro cognitivo brutal: el alzhéimer es un desaprendizaje de todo lo vivido, desde los recuerdos hasta las funciones básicas como comer».