Científicos de la Tokyo University of Science acaban de publicar un nuevo estudio en ratones que apunta a la oxitocina, la popular ‘hormona del amor’, muy conocida por su uso en la inducción al parto, como una virtual terapia sintomática en la enfermedad de Alzheimer. El trabajo sugiere que la aportación de oxitocina mejora las conexiones sinápticas, es decir, las conexiones entre neuronas, lo que favorece los procesos de memoria y aprendizaje.
La oxitocina es una hormona que se produce en el hipotálamo y actúa en diferentes sitios, entre los que se encuentra el hipocampo, una de las regiones del cerebro afectadas por el alzhéimer. En este estudio han tomado ‘lonchas’ de cerebro de ratones y han medido ‘in vitro’ la capacidad de las neuronas de ese hipocampo para hacer esa sinapsis, que teóricamente en animal vivo indicarían que se está llevando a cabo el proceso de aprendizaje. Así lo explica Inés Moreno, investigadora Ramón y Cajal del departamento de Biología Celular de la Universidad de Málaga y asesora científica de Camino de la Memoria. «Ya en 2003 apareció un artículo en ‘Nature’ que demostraba que la oxitocina está implicada en los procesos de memoria y aprendizaje, especialmente en aquellos que están asociados con el hipocampo». La aportación de este nuevo estudio de la Tokyo University of Science, según la doctora Moreno, es que la oxitocina fomenta la memoria a largo plazo.
«De hecho -continúa-, lo otro que han visto es que cuando echan el beta amiloide existe menor capacidad de sinapsis y, finalmente, de memoria. Y cuando aportan la oxitocina, esta situación se mejora. Es decir, si aportan un bloqueador de la oxitocina y de la beta amiloide, entonces empeora. En consecuencia, si yo no dejo que la oxitocina haga su trabajo, el beta amiloide provoca esa falta de memoria».
En síntesis, esta nueva investigación podría señalar una virtual terapia sintomática del alzhéimer. «Queda saber cómo funcionaría en los animales transgénicos de la enfermedad de Alzheimer y también en personas», añade la doctora Moreno, para quien hacen falta aún muchos estudios preclínicos y clínicos que permitan comprobar si tiene muchos efectos en la enfermedad.
Además, a juicio de la investigadora, hay otra desventaja en este punto del trabajo, y es que no se conoce bien aún el mecanismo concreto de actuación de la oxitocina. «Si es como parece y lo que hace es mejorar la memoria, no estaríamos curando la enfermedad; estaríamos abordando los síntomas, pero toda la parte patológica de producción de la beta amiloide, de inflamación, de pérdida neuronal, etc, no la estaríamos atacando». En conclusión, «los pacientes tendrían menos problemas, ganarían en calidad de vida, pero la enfermedad seguiría avanzando».